El Shihan Angel Alvado ha redactado este artículo extraido del libro de Funakoshi "Mi Camino", en el cual, piensa que expresa el sentimiento que algunos karatecas intentamos trabajar, aunque seamos considerados atemporales, anticuados o japoneses para algunas personas.

Su grán experiencia le ha enseñado que sólo cuando ha trabajado con el corazón ha visto progresos.

 

La cortesía

Algunos jóvenes entusiastas del karate piensan que pueden aprenderlo simplemente entrenando en el Dojo, pero tales personas son simples técnicos, no verdaderos karatecas. Un proverbio budista dice: “Cualquier lugar puede ser un Dojo”, es un proverbio que el que quiera seguir el camino del karate no debe olvidar nunca.

El karate-do no consiste tan sólo en adquirir una cierta destreza, sino también en dominar el arte de ser un miembro de la sociedad bueno y honesto (algo poco valorado actualmente).

Saludamos a nuestros amigos diciendo “buenos días” o “buenas tardes”, y comentamos algo sobre el tiempo. Esto es lo normal, y lo hacemos sin darnos cuenta, pero, ¿no deberíamos pensar en algo que es bastante más importante?

En estos días de liberalismo y democracia no dudo que se me acusará de conservador, e incluso de reaccionario, si sugiero que la cortesía con que tratamos a nuestros vecinos y conocidos debería hacerse extensiva también a los miembros de nuestra familia. Sin embargo, eso es lo que pienso - que deberíamos preocuparnos más por nuestros padres y abuelos, hermanos y hermanas -. Es algo tan obvio que, a menudo, olvidamos.

Particularmente los jóvenes deben demostrar gran interés por su familia, y esto sin duda es importante no sólo para los karatekas, sino también para todos los miembros de la raza humana.

La mente del verdadero karateka debería estar imbuida de esta preocupación antes de prestar atención a su cuerpo y al perfeccionamiento de su técnica. Amor al karate, amor a sí mismo, amor a la familia y a los amigos, todo contribuye a amar al propio país. El verdadero significado del karate solo puede comprenderse a través de este amor.

Una de las cosas que siempre digo a mis nuevos alumnos es que “quién piensa sólo en sí mismo y es desconsiderado con los demás no está cualificado para aprender karate-do”. He descubierto que los que estudian seriamente este arte son siempre muy considerados unos con otros.

Sólo los que tienen un ideal más elevado encontrarán que el karate es lo suficientemente interesante como para perseverar en el rigor que entraña. Y estos mismos descubrirán que cuanto más fuertemente entrenen, más fascinante llegará a ser este arte.

Del libro KARATE-DO Mi camino, del Maestro Gichin Funakoshi