Empecé a prácticar Karate a la edad de 10 años de la mano de mis hermanos mayores, en esa epoca era algo desconocido y místico para el resto de la gente pero para nosotros era practicamente un deporte familiar y se respiraba el Karate en cada rincón de mi casa, sin darme cuenta el Karate estaba en mi vida y me formaba como persona al inculcarme unos valores de una manera natural y sin imposición.
Mucha gente que es ajena al mundo del Karate lo ve solo como una forma de combate y a sus practicantes unos personajes violentos y temibles, pero no hay nada mas lejos de la verdad. Esta forma de pensar supongo que es culpa de otras diciplinas que han eliminado la tradición y la filosofia para solamente enseñar unos cuantos "trucos" de como ganar una pelea a un oponente, pero que para mí no son artes marciales.